Nosotros

Nuestra Institución fue fundada en 1904 cuando la Superiora Graham, perteneciente a la Congregación Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, decidió abrir una casa de estudios en el Partido de San Martín y por sugerencia de Monseñor Torti, designarla «Sagrado Corazón».
Esta casa tuvo numerosas ampliaciones y modificaciones de tipo edilicias pero también de tipo educativas debido a las demandas sociales que fueron surgiendo a través de sus más de 100 años.
En sus comienzos y por casi 4 décadas se dedicó solamente a la enseñanza primaria, en 1947 se incorpora el jardín de infantes y en 1945 se hizo la apertura del ciclo secundario, con sus orientaciones Comercial y Magisterio.
En el año 1969 las autoridades políticas y educativas de nuestro país consideran que debido a la especificidad de su función, el sistema de formación docente debía modificarse , por lo que pasa de nivel medio (secundario) a nivel Terciario. En 1970 se reciben las últimas maestras de nivel medio, que llevaban el título de «Maestra Normal Nacional»
Nuestro Instituto, que ya tenía más de 20 años formando docentes, y atento a las demandas educativas del momento histórico que vivía, no duda en incorporar su cuarto nivel educativo de la mano de las muy queridas Hermana Amable y Hermana Luján y es así como en 1971 se inicia el nivel terciario con la carrera de Profesorado para la Enseñanza Primaria, 10 años después, en 1981 agrega el Profesorado para la Educación Preescolar. Desde 1996, nuestros profesorados se hacen mixtos.
En 1972 el Instituto Sagrado Corazón festeja su primera promoción de «Maestras – Profesoras». Desde entonces muchas modificaciones más se han realizado a nivel curricular y de acuerdo a las exigencias del sistema educativo, pero lo que no ha cambiado son sus objetivos más importantes: la excelencia académica y la calidez humana, que hace de esta casa, la casa de todos sus alumnos y profesores y de su comunidad educativa, una gran familia.
Desde hace más de 30 años muchos jóvenes y adultos, que consideran que la docencia es su vocación, pasan por nuestras aulas para formarse académicamente y una vez recibidos, llevar el carisma de la Misericordia a sus lugares de trabajo. Son muchas también las escuelas (sus directivos), de la gran zona de influencia de nuestro Profesorado que nos llaman año tras año, para que enviemos a nuestros egresados cuando necesitan completar su plantel docente. Esto nos llena de alegría y de satisfacción, a la vez que nos exige un gran compromiso con nuestra tarea.
En estos años varias religiosas han guiado la tarea pedagógica del nivel, comenzando por los indiscutibles pilares del profesorado, las Hermanas Amable y Luján; entre ellas la Hna. Elba, la Hna. Raynelda, la Hna. Débora, la Hna. Teresita; hasta que en 1999, y por primera vez en más de 3 décadas de vida del nivel, se designa como Directora a una laica: María Rosa Pedrazzini, ‘Rosita’, hija de esta casa y muy conocida y querida en San Martín por su participación en distintos ámbitos de la cultura.

Desde 1999, las Hermanas del colegio, se hacen presentes en el Profesorado acompañándolo desde la tarea específica de la Representación Legal, y la orientación espiritual, estando siempre atentas a la evolución y a las necesidades propias del nivel pero dejando la tarea pedagógica en manos de laicos.
En cuanto a los docentes, son designados por su nivel académico pero también por su compromiso con los principios de nuestra fe, aunque como centro de formación católico nuestras puertas están abiertas a todas aquellas personas que, más allá de compartir nuestros principios religiosos, estén comprometidas con el respeto a la vida, con la dignidad del hombre y con el amor por la tarea docente.

Como Instituto de Formación Docente que pertenece a la Congregación Religiosa que fundó Santa María Josefa Rosello, nos guiamos por el lema que ella nos dejó: ‘el corazón a Dios y las manos al trabajo’.
Como Instituto de Formación Docente Católico, tenemos siempre presente las palabras de Juan Pablo II, «Un hombre que no sabe leer ni escribir, encuentra grandes dificultades para participar de los modernos métodos de trabajo, está en cierta medida, condenado a la ignorancia de sus derechos y deberes, es verdaderamente pobre».
Como Instituto de Formación Docente Argentino, en un momento histórico en el que la sociedad le demanda nuevas funciones a la escuela y al mismo tiempo le exige calidad educativa, trabajamos para lograr que nuestros docentes se comprometan con la inclusión social sin dejar de lado la exigencia académica.

Nuestra Madre Fundadora

Nace el 27 de Mayo de 1811, en Albisola, cerca de Savona, Italia. Con el nombre de Benita es bautizada el mismo día de su nacimiento.
Sus padres, Bartolomé y María, forman una familia numerosa, pobres, humildes pero muy piadosos, a diario en el seno de su sencillo hogar la familia se reúne para rezar el rosario.
Benita es la cuarta hija del matrimonio y desde pequeña, entre juegos y quehaceres, consagra su vida a la oración y a la caridad. Crece ayudando a sus padres en el trabajo, en el cuidado de sus hermanos y atendiendo a los necesitados.
A los 19 años se hace más intenso en su alma el deseo de consagrarse a Dios. Pero aún debe pasar por dolorosos momentos como son la pérdida de su madre, sus hermanos y luego su padre antes de entregarse de lleno a la vida religiosa.
El 10 de agosto de 1837, cuando solo tenía 26 años, nace una nueva familia religiosa, las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, con la bendición del Obispo de Savona, Monseñor De Mari, y el 22 de Octubre, tiene lugar el rito de la Vestición religiosa y a partir de ese día Benita se llamará Hermana María Josefa.
Rápidamente se multiplican por el mundo, atendiendo a todos los niños y jóvenes, pobres y enfermos; siempre regalando amor y alegría. En 1855 llegan a África.
Muchas dificultades encuentra en su labor, pero su devoción por San José y su confianza plena en el Corazón de Jesús le dan fuerzas para continuar su tarea. Ante cualquier dificultad, sus palabras eran: ¡Sagrado Corazón de Jesús en vos confío!.
En 1880, ya no puede trabajar, pero ora desde su lecho. El 7 de Diciembre de ese año termina su paso por el mundo pero su obra continúa y ya lleva más de 150 años en el mundo. El 12 de junio de 1949, es proclamada Santa.

«Sin fe la educación es un acto vacío.
Sin esperanza, la educación pierde su significado.
Pero sin caridad, la educación es la peor de las faltas
contra los pequeños del Señor.
El que educa recibe en sus manos almas como arcilla fresca.
Del educador depende lo que sucederá en esa alma.
El educador puede saber mucho, conocer mucha pedagogía…
pero si le falta el amor es como una campana que no suena.
El educador puede contar con muchas herramientas de educar, puede manejar la mejor tecnología educativa…
pero si no llena todo esto con su amor,
puede transformar su enseñanza en una mortificación.
Educar es como invadir el alma de una criatura:
se puede entrar en ella con respeto,
delicadamente, sin escandalizar… o, en cambio,
se puede irrumpir en el alma sin respeto, sin caridad.
Del educador depende que el educando
quiera y estime aprender.
Del educador depende que sea llamado «maestro»
con el mismo tono con que lo llamaron al Hijo de Dios.
No existe mayor pedagogía
que aquella que Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu
practican con la humanidad desde el albor de los tiempos»

Desde el 10 de agosto de 1837, cuando nace una nueva Familia Religiosa, las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia, hasta la fecha, muchas han sido las mujeres que han dedicado su vida con disposición total y generosa al llamado de Dios, hoy parte de esas mujeres generosas colaboran, de una u otra forma, con nuestra tarea en la formación de docentes.

Todas ellas nos acompañan con su presencia en todos los eventos por más simples y sencillos que sean, que el Nivel Superior organiza. Todas ellas, nos recuerdan sin palabras, con sus gestos, la entrega con la cual se han comprometido